No acostumbro escribir ni comentar sobre mi
vida privada, pero ésta es una ocasión en la que necesito hacerlo, para vivir
de nuevo aquella aventura tan especial y única.
Soy una mujer profesional en el ramo de la publicidad y
mercadeo, casada con un ejecutivo de una empresa multinacional. Nunca coinciden
nuestros ´períodos de vacaciones, por lo que tomarlas, representa para ambos
soledad y aburrimiento. Sin embargo en el pasado mes de Junio, cuando yo debía
tomarlas, mi esposo tenía una reunión internacional de la empresa para la que
trabaja, en un País del Caribe famoso por sus playas, bailes y su gente amable.
Decidí entonces que le acompañaría durante el tiempo que durara la reunión, y
me quedaría después yo sola por cuatro días.
Al estar de acuerdo, hicimos los trámites necesarios y
viajamos. El resort donde nos alojamos, que dicho sea de paso no lo elegí yo,
sino era donde se llevaría a cabo la reunión de la empresa, era muy grande y
con toda clase de servicios lo que lo hacía tener una alta calificación en
cuanto a estrellas se refiere. Además, estábamos en un área muy exclusiva del
mismo resort. Solo para adultos. El día de nuestro arribo, mi esposo tenía la
reunión inaugural por la noche, por lo que opté por cenar sola y conocer lo más
posible aquel inmenso resort hasta que el cansancio hizo que me retirara a
nuestra habitación, la cual tenía cama King size, jacussi, baño completo, un
par de sillones individuales y en la parte posterior, un jardín con una palapa
privada y una berlinesa muy amplia. ;Mi esposo llegó al rato y procedimos a
descansar.
Temprano en la mañana, él se arregló y se marchó para estar
presente a la hora en que iniciarían sus actividades. Yo por el contrario, lo
hice un poco más tarde y fui a desayunar. Reservé una palapa cerca de la
piscina y de la playa, recogí toallas y me entretuve un rato leyendo un libro.
A eso de la once da la mañana, anunciaron clases de baile. Fui a donde se
impartían y las recibí, aunque no era del todo desconocido para mí aquel ritmo.
En mi País se baila y presumo de ser bastante buena bailando. El instructor,
oriundo de ahí mismo, era alto, fornido, muy agradable y simpático… y muy buen mozo.
En realidad era un dios de ébano. Al notar que mi baile era bastante aceptable,
me invitó a pasar con él a la tarima a bailar. Lo hicimos y cosechamos algunos
aplausos antes de volver con los demás practicantes y aprendices. Supe que su
nombre era Pedro… y Pedro, aparentemente, no usaba ropa interior. Llevaba
puesto un pantalón muy delgado sin ser transparente, por lo que era fácil
adivinar .lo que había debajo y lo que no había. Al finalizar la clase, Pedro
me abordó haciéndome las preguntas pertinentes para iniciar una amistad. Respondí
a cada una de ellas hasta llegar a la palapa que había escogido. Se despidió y
dijo que me pasaría viendo en un rato.
Hice algunos ejercicios aeróbicos en la piscina, almorcé y
efectivamente a eso de las cuatro de la tarde, Pedro se acercó, se sentó y estuvimos
platicando. Después de diez minutos, me solicitó le acompañara a caminar por la
playa; accedí e iniciamos el paseo. La playa era muy linda de arena blanca muy
fina. Durante la conversación mientras caminábamos, empezamos a hablar de cosas
más personales. Le dije de mi estancia allí con mi esposo explicándole la falta
de compañía de él hacia mí, pero comentándole que yo estaría sola por cuatro
días después de que él regresara. El rumbo que él eligió para la caminata, era
hacia la parte más desierta de la playa; casi al final de la propiedad del
resort, había una tumbona ( camastrón para descansar y/o asolearse ). Tomándome
de la mano, fue hacia él y se sentó contra el respaldo del mismo, a la vez que
me invitaba a hacer lo pertinente en la parte donde quien descansa, pone las
piernas. Platicábamos animosamente hasta que tomó mi mano y me acercó hacia él,
dándome un beso en la parte posterior del cuello.
Me sonrojé y sentí un
escalofrío correr por todo mi cuerpo. Instintivamente me separé, pero insistió y
me volvió a besar en los labios. Le correspondí y fue gasolina sobre fuego. Nos
besamos apasionadamente una y otra vez en la boca, el cuello. Sus manos
recorrían mi cuerpo completo y me desató el top del traje de baño. Aprisionó
mis senos entre sus manos gigantescas sin detener sus besos. Gemíamos de placer
y de deseo. Sus labios se posaron en mis senos y los chupaba obsesivamente, a
la vez de decir entrecortadamente “sabía que eran así”. Yo, con un poco de
timidez y pena, quería saber lo que Pedro tenía entre las piernas. Yo ya había
sentido algo de lo que tenía. Con prudencia, lo toqué sobre el delgado
pantalón…quedé impresionada¡¡¡ Intempestivamente, detuvo sus besos y caricias,
diciéndome que tenía que reportarse al trabajo a las 6 de la tarde, por lo que
debía irse. Me arreglé un poco, me coloqué de nuevo el top del traje de baño y
regresamos, no sin antes darnos un beso muy profundo y apasionado de despedida.
Su turno terminaba a eso de las diez de la noche en el teatro de los shows. Yo
llegaría allí a esa hora. El inconveniente era que yo desconocía la hora que mi
esposo se desocuparía. Se lo hice saber por si no me encontraba. Llegada la
hora, yo estaba ahí esperándolo, pero solo para verlo. Era muy tarde y mi
esposo en cualquier momento regresaría por lo que optamos por vernos al
siguiente día en las clases de baile.
Ya en la habitación, me arreglé para mi esposo. Yo estaba muy
encendida después de lo de Pedro. Lo esperé con la intención de tener
relaciones. Llegó, se duchó y se metió en la cama. Me acerqué a él y me
respondió que estaba muy cansado.
Al siguiente día, como el anterior, mi esposo se levantó
temprano y salió. Yo, a las diez, ya estaba en la misma palapa del día
anterior, ansiosa por ver a Pedro…bueno, no solo verlo…quería sentirlo de nuevo
y quería que me besara y acariciara como la había hecho el día anterior.
Llegadas las once, hora de las clases de baile, fui para allí. MI dios de ébano
ya estaba presente. Cruzamos miradas muy calientes y dieron inicio las clases.
Nuevamente me invitó a bailar con él en la tarima, con la diferencia que esa
vez, fue, creo yo, una exhibición de baile muy sensual. Muchos movimientos de
cintura y otros remedando movimientos sexuales, tan calientes, que su pierna
constantemente entraba entre las mías, acariciando con ella mi pussy, También
se nos premió con algunos aplausos, aunque también con algunas exclamaciones
cada vez que hacíamos ciertos movimientos.
De nuevo me acompañó a la palapa,
conversamos un rato y se marchó con el compromiso de llegar a las cuatro
Justo a esa hora, se presentó y quiso tomarme de la mano para
ir a caminar, cosa a la que no accedí, por temor a ser vista por alguien que no
me convenía, En el mismo sitio de la tarde anterior, nos detuvimos y sin mucha
espera, me tumbé boca arriba en la tumbona. Pedro se ´puso sobre mí y nos
empezamos a besar de nuevo. Nuestras manos inquietas, no dejaban sitio sin
tocar. Los besos, cada vez más ardientes y pasionales, los gemidos, cada vez
más fuertes. Sin embargo, no teníamos protectores sexuales y yo quería que
aquella primera vez fuera muy especial en un sitio muy especial también. Lo
platicamos y decidimos dejarlo para el siguiente día, que ya mi esposo no
estaría en aquel lugar. Yo estaba tan mojada, que tuve que introducirme al mar
para que lo mojado de mi pussy, se confundiera con lo mojado del agua en el
traje de baño. Regresamos a la palapa e inmediatamente Pedro se decidió para
presentarse a trabajar, quedando de vernos después del show en la noche en el
teatro. Me duché y descansé un rato. Al finalizar el show, platicamos con Pedro
y le hice ver que mi esposo tendría que ir al aeropuerto a eso del medio día y
que por esa razón, no iría a las clases de baile, pero que lo esperaría en mi
habitación a las cuatro. Que por favor no fuera a faltar…casi se lo supliqué.
Aquella noche, nuevamente me arreglé para mi esposo.
Persistía en mí el deseo de tener relaciones sexuales…no fue el caso…llegó
cansado.
Al siguiente día, juntos con mi esposo desayunamos y volvimos
a la habitación para empacar sus cosas. Poco antes del mediodía, solicitamos
traslado al frente desk para chequear su salida, y arreglar que esa habitación,
quedaba para mí. Me despedí de él, y fui a un comercial que tiene el resort en
la parte del frente, donde compraría protectores sexuales para estar con Pedro.
Una vez comprados, volví al resort; mi esposo ya no estaba ni los que con él
habían viajado. Almorcé y fui a la habitación a descansar un rato y arreglar
todo para estar lista a las cuatro. Me duché y me lavé el cabello…lo sequé y lo
cepillé. Me puse un albornoz que el resort da en las habitaciones. No tenía
nada debajo de él. Pensaba cómo recibirlo y cómo sentirnos cómodos ambos. A las
cuatro y pocos minutos, tocó a la puerta; yo estaba ansiosa y muy
nerviosa…había colocado en una de las gavetas de una de las mesas de noche, los
protectores que había comprado… abrí la puerta sin mostrarme mucho. Ahí estaba
mi Pedro…guapo, fuerte, alto, de color, simpático y bromista. Lo invité a
entrar y una vez cerrada la puerta, nos besamos apasionadamente. Me solicitó
darse una ducha y al terminar, se envolvió en una toalla y salió. Se detuvo
frente al baño de donde estaba saliendo, me vio sentada en uno de los
sillones…yo tenía el albornoz puesto dejando gran parte de mis senos al
descubierto, así como las piernas… empezó a caminar lentamente hacia mí sin
dejar de vernos. La prominencia que se le notaba entre las piernas, era muy
respetable…imposible de ocultar… se aproximaba más y más, hasta llegar a estar
casi en mi rostro aquella toalla que escasamente cubría su adorno. Se quedó
frente a mi quieto, le vi el rostro y con mis manos deshice aquel traslape de
la toalla, saliendo casi en mi rostro aquello que al tocarlo, representaba el
tamaño que tenía. Al verlo, no solo vi su real tamaño, sino su perfecta
depilada y por su belleza, no podía ser menos que delicioso .Empecé a
preguntarme si sería yo capaz de darle cobijo a semejante adorno.
Lo tomé entre
mis manos y empecé a juguetear. Le descubría la cabeza y se la volvía a cubrir.
Empezó a ponerse más y más grande y dura. Pedro me tomó las manos e hizo que me
levantara; con habilidad, me quitó el albornoz y quedamos los dos de frente sin
ropa. Los besos y caricias se hacían más intensos. Me tomó por las rodillas y
la cintura, y me llevó a la cama con delicadeza, quedé a media cama y no
podíamos dejar de vernos, se introdujo entre mis piernas y seguimos besándonos
y acariciándonos. Las manos de ambos, no dejaban sitios sin acariciar,
deteniéndose donde considerábamos más importante y rico; fue hacia mis pechos
para besarlos, chuparlos y acariciarlos; hacia mi vientre y para terminar en mi
pussy…aquello era de otra dimensión. Estaba haciéndome sentir algo para mi
desconocido hasta entonces,
Me pussy, totalmente humedecida, sintió el paso de
sus labios, boca y lengua, recogiendo todas aquella humedad. Mi cabeza iba de
un lado a otro sintiendo toda clase de deliciosas sensaciones. Subió de nuevo
hacia mi rostro y nos seguimos besando…aproveché entonces para ir por su
adorno, lo tomé entre mis manos y traté de tragármelo completo…imposible¡¡¡ Era
tan grande y grueso, que no pude más que chupar una parte de él, pero me
arreglé para, con la lengua, saborearlo completo y percibía que Pedro estaba
gozando mucho. Con facilidad, me dio vuelta y me dejó boca abajo en la cama,
empezando a besarme toda la espalda llegando a los glúteos, los separó
fuertemente con sus manos, y me besó en el ano.
Fue esa la primera vez que me
lo hacían. Sentí extraño pero rico. Lo repitió varias veces a la vez que
introducía en mi pussy un dedo ( o dos ? ), Yo estaba ya alcanzando orgasmo
antes de la penetración. Algo desconocido para mí. Por fin, se puso sobre mí,
buscó el sitio adecuado y la fue introduciendo cuidadosamente.
LO detuve antes
de la introducción, para que se pusiera protector. Así lo hizo, entonces , abrí
las piernas lo más que pude porque quería darle cabida a todo aquel mamotreto.
Llegó un momento en que empezó a lastimarme. Se detuvo y buscamos la forma que
mi interior se fuera adecuando al tamaño y grosor. Permanecimos así por unos
instantes y siguió. Sus movimientos, lentos al inicio, fueron acelerándose más
y más. Le dije que quería cabalgarlo, y se dio vuelta sin sacar su adorno de mi
pussy. Su verga ( si me disculpan la palabra ), la sentía casi en la garganta,
yo me movía hacia los lados, hacia arriba y hacia abajo mientras Pedro me tenía
tomados mis pechos, los que a menudo se los acercaba a su boca para que me
mordisqueara los pezones. Nos dimos vuelta de nuevo, me tomó la pierna
izquierda y flexionada, la puso en su pecho y empezó a acometer con fuerza. No
sé el número de veces que alcancé orgasmo. Ahí en esa posición, terminó y ambos
sudábamos y gemíamos de placer y gusto.
Pedro tenía que marcharse antes de las seis para reportarse
al trabajo. Estuvimos en la cama por un espacio de tiempo, y cuando yo estimaba
que pronto tendría que irse, lo empecé acariciar y besar por todas partes;
reaccionó casi inmediatamente y lo hicimos de nuevo con mucho deseo y entrega.
Quedé muy tranquila después de todo el deseo que aquel hombre había despertado
en mi los días anteriores. Se despidió y quedamos de vernos más tarde en el
show.
Efectivamente nos reunimos y fuimos a la discoteca del
resort. Conseguí bebidas para los dos usando mi privilegio de all inclusive, y
nos sentamos a conversar en una mesa algo retirada de la barra. Me invitó a
bailar y eso fue el inicio de nuevo. Poco estuvimos en la discoteca, y nos
fuimos a la habitación. De nuevo sexo…sexo fuerte y satisfactorio. LO convencí
que se quedara a dormir aquellas noches que quedaban para que yo estuviese ahí.
Accedió y dormimos… Unas horas más tarde, lo empecé a acariciar de nuevo
despertándolo de su profundo sueño. Reaccionó y de nuevo sexo. Pedro era en
realidad, una fábrica de semen y hacía honor a la fama de que gozan los
habitantes de aquel lugar. Cumplía como nadie.
Así pasamos aquellos inolvidables días, pero quiero contar
algo que sucedió en su día de descanso. Lo haré en otra entrega si en verdad
les interesa.
He de decirles, que estoy en contacto constante con Pedro,
esperando Junio del 2019 para visitar de nuevo aquel PARAISO CARIBEÑO. Gracias
por su lectura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario