La Que Yo Soñé

No le pregunté edades, lugares, situación sentimental o si tenía hijos. 

No me basto más que sus letras, sus sueños, el reflejo de su mirada encantadora. 

Desde ese primer día fue así, desde ese primer saludo que no hizo más que aunar aún más razones para encontrar encantos y alegrías. 

¿Estás cansado de estar solo? Conoce a alguien especial en tu área.



Esa mujer ya adulta pero se siente y vive como una niña traviesa, una adolescente loca y llena de vida.

Me enamore de su ser y después hasta de sus formas pues hasta en la intimidad supo darme placeres únicos, fantasías con las cuales algunos solo sueñan, alimentando mi lado más pervertido y haciéndome parte también de sus filias.

Sentir al apego que a media noche despertabamos a la vez solo para coincidir en esa llamada diciendonos: te deseo, sentí que tú cuerpo me llamaba. Y así resultaba ser.

Hacer el amor frenéticamente al punto de callar la fría noche con gemidos desesperados y ropas alborotadas para luego terminar abrazados desnudos el uno frente al otro, con las manos entrelazadas. Ese sinismo de ser amantes sucios fervientes de placer para terminar tiernamente juntando nuestros labios y mirándonos con la ternura de dos niños. Me encanta esa dualidad, esa complicidad. Por eso sigo adicto a su cuerpo y sobre todo a su alma.


¿Estás cansado de estar solo? Conoce a alguien especial en tu área.


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