Si aún no has visto las dos parte anteriores te las recomiendo aquí:
Ha pasado un año desde la primera cita, y hoy, Diana y Fernando viven juntos en el piso de ella, han descubierto juntos el placer de la compañía, la suya y la de las cuerdas.
Cuando están en casa y tienen tiempo, cosa que ocurre con frecuencia, pasan horas y horas practicando su juego favorito: el bondage sensual.
Hoy, Diana ha llegado temprano, sabe que Fernando tardará unas horas en volver, y se acuerda que hoy es el primer aniversario desde su encuentro en el piso. Por supuesto que no se arrepiente, se atrevió una vez y todo salio tan bien que le parece increbble. Por eso quiere dar una sorpresa a su compañero y, por primera vez desde hace un año, se atará ella sola para que él la encuentre a su gusto.
Ha elegido para la ocasión tenderse en la mesa del comedor, que es grande (160 x 90 cm), desnuda, y totalmente expuesta, en una postura que sabe, por propia experiencia pasada, que es difícil desatarse cuando se ata una sola.
En primer lugar va a hacerse un biquini de cuerdas: pasa una cuerda por debajo de su pecho desde la espalda para volver al inicio, luego la siguiente vuelta por encima del pecho, la tercera viene de la espalda, pasa por el hombro izquierdo, por entre los pechos hasta la vuelta de abajo y luego sube hasta el hombro derecho y a la espalda, otra vuelta, esta vez desde el hombro izquierdo, baja por el lado izquierdo del pecho correspondiente, enlaza la cuerda de abajo, sube por donde venía, rodea el cuello y repite la operación con su seno derecho. Finalmente, y con los pezones erizados, anuda el cabo en la espalda.
Ahora prepara cuatro cuerdas y las ata a cada pata de la mesa, se coloca una mordaza de bola y se tiende en la mesa. En su regazo tiene una venda para los ojos. Sentada en la mesa dispone las cuerdas de las manos encima de la mesa para encontrarlas mejor, luego abre las piernas y, doblando las rodillas, ata primero el tobillo derecho, luego el izquierdo, de forma que, al estar la cuerda atada a la parte baja de la pata, obliga a las piernas a quedar muy abiertas con las rodillas flexionadas.
Ahora se coloca la venda en los ojos y se tumba, con ayuda de la mano derecha se ata la izquierda mediante un pequeño lazo de la cuerda, luego con la derecha tiene que hacer un pequeño esfuerzo para lograr sus propósitos. Su sexo fluye.
Ya acabó, si deseara desatarse, sabe que con la boca amordazada por la bola, es imposible llegar a la cuerda de la mano para abrir el lazo y, por tanto, dependerá de que la liberen, de que Fernando llegue y la libere.
Pasan dos horas, la postura es incómoda, sobre todo en las piernas, abiertas y en tensión, pues los brazos solo están flexionados. En todo ese tiempo, Diana ha recordado el año pasado y los placeres alcanzados. Si se hubiera atado una cuerda a la cintura, que tuviera un cabo por su entrepierna y un nudo a la altura adecuada, hubiera tenido varios orgasmos. No lamenta no haberlo hecho, pues se reserva para él.
La puerta se abre.
"Hola cariño, donde estás, oh, estás aquí, y ¡de que manera!"
"Mmmz mmmmmmio"
"¿feliz aniversario? Ah, ya, gracias amor, pero no tenías que molestarte" "mmmmmmm" No es molestia, quiere decir ella pero, lógicamente, solo le sale un murmullo de la boca.
"Yo también tenía algo para el aniversario, luego lo haremos, primero disfrutaremos de tu regalo"
Después de hablar, se acerca a la mujer, ella le siente cerca, él se inclina y le besa en la cara, varias veces, en todos los lados, "mmm mm" ella quiere corresponder pero no puede. Mientras la besa por arriba, las manos de él van por abajo, tientan los senos enhiestos, palpan la barriga temblorosa, se paran en la piel sensible de los muslos, tocan la humedad, la superficial y la profunda.
Diana se estremece por entero, nunca ha soportado que la acaricien estando atada sin sufrir oleadas de gozo, tanto que cuando él esta con la boca en sus senos, y las manos en la humedad profunda, un arqueo convulso de ella le dice que ha llegado al culmen del gozo, no sera la primera vez, pues al poco tiene él la boca en la cueva del placer y está recorriendola, saboreando su interior, y su exterior.
Otro arqueo, el segundo. "Mmmmmmmmmm mmmmm" dice la bola, "ya se que lo pasas bien".
Dice él al separarse de su cuerpo. Ella lo nota y oye unos ruidos conocidos, se está desnudando.
"Ven a mi" dice él, ella le nota, ha tirado con suavidad de ella atrayéndola al borde de la mesa, las piernas van bien, pero los brazos, al estirarse le duele un poco "mmmmm" protesta desde la mordaza, "perdona cariño" dice él rehaciendo un poco la postura. Ahora ella tiene el sexo cerca del borde de la mesa, las piernas abiertas y dobladas y los brazos estirados. Un poco de saliva en la entrada y ella le siente entrar, poco a poco al principio, hasta que entra entero y otra piel se junta con la suya.
Las arremetidas son rítmicas, bajo al principio, alto después, otra vez bajo y así sucesivamente. Al cabo de un tiempo, ella se arquea otra vez, la tercera, y al poco un calor la inunda "aahhhh", el primero. El cuerpo de él se apoya en el de ella.
Descansan y se quieren.
Unas hábiles manos desanudan la venda y sueltan la mordaza. "Feliz aniversario" son las primeras palabras de ella, "gracias, cariño, voy a desatarte"
Y desata primero las piernas, los tobillos están algo amoratados por los esfuerzos de antes, un pequeño masaje la alivia y restablece la circulación, claro que un mordisquito aquí, otro alla en el dedo del pie, un lametoncillo en la planta del pie, hacen mas gozosa la operación. Después desatará las manos.
"Y ahora tu", dice ella. "Había pensado varias cosas, pero seguiremos con las mesas" y la coge con la mano para llevarla a una mesita baja delante de los sillones. "Subete y te arrodillas" Ella lo hace mientras él recupera las cuerdas de la mesa.
"Te ataré para que estés a cuatro patas, lista para recibirme" "mmmm" dice ella, alguna vez lo han hecho pero no mucho, por lo general suele atarla a la cama, encima de la alfombra, de un gancho del techo, etc. De todas formas adivina su intención, y como la gusta, se dejará hacer.
Él ata sus manos, apoyadas en la mesita, a las patas, manteniéndolas separadas. Luego los tobillos a las otras patas, y añade unas cuerdas a las rodillas, para mantener las piernas ligeramente separadas. No la amordaza, pues piensa utilizar su boca, ni le venda los ojos, pues quiere que lo vea todo, pero si una cuerda por la cintura con un cabo entre las piernas y un nudo en posición adecuada.
"Estas cómoda", "si", "Pues vamos", y se arrodilla por delante para besarla, ella tiene que mantener la cabeza levantada y, como es una postura incómoda, él la ayuda con sus manos. "Ahora chupa" ordena él, presentando a su miembro.
Ella lo toma con la boca, lame la punta, juguetea con él, lo deja entrar, poco a poco, hasta dentro, luego mueve todo el cuerpo, ritmicamente, una y otra vez, de vez en cuando libera la boca de la mordaza carnosa, para luego volver a tenerla ocupada. ¿que pasaron, tres, cuatro o tal vez diez minutos? Lo cierto es que el movimiento del cuerpo de ella acciona con el nudo el mecanismo de su propio gozo, al cabo de un tiempo difuso una humedad le llena la boca, él se contrae, el segundo, pero ella no para, pues el nudo le hace .... aquearse "aaahhhhh, aaahhhh", el cuarto, tiene que liberar la boca y dejar al cuerpo descansar, él se deja caer en el sofá.
Ella permanece semiagachada, lo que la dejan las cuerdas, respirando trabajosamente, descansando con la cabeza apoyada en la mesita. En esa postura, su trasero se eleva orgulloso. Un contacto. Fernando está desatando la cuerda de su cintura, y el nudo. Ella se deja hacer. Las manos de él llegan por abajo, nuevamente a ser mojadas, un dedo hace de nudo, Diana se va despertando, mas bien son sus sentidos los que la ponen de nuevo en funcionamiento. "Huummm" su cuerpo se mueve con el nuevo gusto, va cogiendo temperatura.
Ahora no es la mano sino una cosa caliente y húmeda la que recorre su montaña, arriba y abajo. La lengua de Fernando está haciendo lo que el nudo, con la ventaja que ella no tendrba que moverse, pero se mueve, acompasa las caricias de él, hasta explotar "AAAAHHHHH AAAAHHHH" es el quinto de la tarde.
Un momento de respiro y descanso para Diana, pero sólo un momento porque al poco, un objeto carnoso y caliente entra por la cueva a buscar el tesoro. Las manos de él en las nalgas van marcando el ritmo de las entradas y salidas, una vez, otra, otra más, quien sabe cuantas "aahhh, aahh" musita él "aahhh, ahhh" responde ella. "Diana" dice él, "Fernando" contesta ella. Al cabo de incontables bombeos, el llega arriba "AAAhhhh, AAAHHHHH", el tercero, pero no cesa y, al calor interior pasa lo inevitable "AAAAAHHHHH, AAAAAHHHHH" el sexto. Poco tiempo para mantenerlo, Diana no puede mas y se desploma, Fernando encima de ella.
Manos hábiles van desatando nudos, Diana queda libre, pero se echa en el sillón, Fernando se acerca y la abraza echándose en el sillón. "Gracias amor" dice ella, "Feliz aniversario" dice él. La noche se echará, con ella la luz cae, y las sombras les abrazan al mismo tiempo que ellos.
Diana
la imaginacion es mas fuerte que la realidad
Hermoso relató, hermosa Diana, gracias
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